El estudiante Abraham Ramos Morel cumplía esa misma noche 23 años y tras celebrarlo en su casa de la calle Nicolás de Ovando 168, del Ensanche Luperón, pidió a su padre, Silvestre Ramos, a eso de la 1:00 AM, que lo acompañara a comprar un sandwich en una cafetería cercana.
Comieron junto a otros dos parientes y cuando regresaban por la calle Pedro Livio Cedeño, muy cerca de la Padre Castellanos, los dos policías, que se ocultaban bajo la sombra espesa de una mata de caucho, ordenaron el alto al vehículo, pero el joven decidió detenerse más adelante porque el lugar de la patrulla estaba muy oscuro.
El padre de la víctima relató que luego de la señal de pare, los policías se acercaron en una motocicleta DT, color azul claro, placa A-316, disparando los dos, uno con una pistola y otro el con un revólver. “No se conformaron con pinchar las gomas del carro, sino que además le dispararon a mi hijo en la cabeza a través del cristal trasero”.
El padre dijo que no se explica las razones que tuvieron los agentes para dispararles, porque ellos viajaban a poca velocidad y los cuatro ocupantes del automóvil estaban visibles ya que los cristales del carro son claros.