Profundas grietas surgieron ayer lunes en el régimen de Moamar Gadafi al dimitir funcionarios libios en el país y en el extranjero, desertar pilotos de la fuerza aérea e incendiarse un edificio gubernamental tras choques en Trípoli.
Los manifestantes exhortaron a desafiar una noche más al líder del mundo árabe con más tiempo en el poder a pesar de la intensa represión aplicada por las fuerzas de seguridad.
Gadafi se presentó en la televisón estatal durante menos de un minuto el martes en la madrugada con el fin de acallar los rumores de que había huído de Libia.
Sentado en un automóvil frente a lo que parecía ser su residencia, y sosteniendo un paraguas por la portezuela abierta en el asiento del pasajero, le dijo a un entrevistador que había querido acudir a la Plaza Verde en la capital para hablar con sus partidarios, pero la lluvia se lo impidió.
“Estoy aquí para mostrar que estoy en Trípoli y no en Venezuela. No le crean a esas estaciones perras que engañan”, afirmó, refiriéndose a los reportes noticiosos de que había salido del país.
Al anochecer, la milicia que respalda a Gadafi recorrió las calles de Trípoli y con bocinas dijo a la gente que no saliera de sus casas, indicaron algunos testigos, en momentos en que las fuerzas de seguridad intentan aplacar los disturbios que han recorrido el este del país —los cuales dejaron a Bengasi, la segunda ciudad más grande de la nación, bajo el control de los manifestantes— y que ahora están abrumando la capital de dos millones de habitantes.