LEYSIMELOCUENTA
LAS TRES FACETAS DE MECHITA
Por Ley Simé
José Espinal (Alias Joseíto), Kid Mechita en el boxeo, porque era una metralla, era un joven de tez negra, creo era hermano de Mariachi, con pelo oscuro. Se hacía una línea desde la frente hasta la parte atrás del cráneo, lado izquierdo, para simular un "partido" donde los escasos cabellos, los peinaba para ambos lados. No solo era boxeador como lo conocían en esa época de los sesenta. Tenía tres facetas:
EL PANADERO: Este señor de cuerpo robusto y estatura baja adquirió un enorme poderío manipulando el "cilindro" que era usado en las panaderías para amasar la harina que se usa para fabricar pan. Eran dos enormes rolos de madera bien pulida colocados paralelamente y cada rolo terminaba en una especie de manigueta con una separación que se graduaba desde cuatro a cinco pulgadas hasta cero. Se colocaban dos hombres a cada lado y un tercero era el que entraba la masa de harina. El constante uso de esta máquina hacía desarrollar los brazos y la caja del tórax hasta convertir a estos muchachos en verdaderos Charles Atlas.
EL CICLISTA: Era un ciclista acrobático. Tenía una vieja bicicleta de carrera. Normalmente salía de la calle Constitución, de la panadería de Negro Minier, y doblaba por la calle Duarte en dirección al parque. Ya en la Duarte, tomaba velocidad, como si lo persiguieran los perros del infierno. Hacía zigzaguear la rueda delantera en franco desafío a la ley del equilibrio. Cuando ya venía acercándose al parque, ya todas las gentes estaban en la acera para ver el espectáculo que hacía al doblar la Duarte con Hermanas Mirabal, donde recostaba la bicicleta de tal forma que los aros casi tocaban el pavimento. Enderezaba y se perdía por la 27 de Febrero. Esto lo hacía Mechita muy corrientemente. Un día cualquiera, cuando alguien notaba que Mechita venía, nos ponía sobre aviso y todos observábamos el espectáculo.
Tiempos después, recuerdo que a la calle Duarte la habían repavimentado. Le echaron una capa de RC2 y ésta era tapada con arena fina para que se mezclara con el petróleo y se compactara. La mezcla no era total, siempre quedaban residuos de arena. Unos días después, anuncian que Mechita venía y como siempre la conglomeración de la gente no se hizo esperar. Llega a la esquina y dobla exitosamente y desaparece por la 27. Minutos más tarde aparece Mechita por Las Hermanas Mirabal y se acerca a la calle Duarte, que esta vez debía girar a la izquierda, recostó su bicicleta y cuando todo parecía que era un éxito, las ruedas encontraron la traicionera arena y se deslizaron, yendo la bicicleta a parar a la verja de hierro de la puerta del cine Elda y Mechita siguió sobado por el pavimento. Todos corrieron en auxilio y cuando lo levantaron tenía los glúteos al aire libre, porque la tela que los cubrían se quemó en el pavimento. Algunas laceraciones resultaron, a las que no dio importancia. Cogió su bici y se fue caminando. Cuando volvimos al parque, allí estaba Sergio García que había visto todo y dijo: Ese "esclibió" CocaCola con las nalgas.
EL BOXEADOR: Era inmensa la fortaleza de la musculatura de Mechita, adquirida con el constante uso del "cilindro" y los pedales de la bicicleta. Tórax, brazos y piernas. Tres bases fundamentales para un boxeador. Mechita era tan fuerte, que tenía músculos en la cara.
Quizás esta fue la razón por la que nunca lo "noquearon"; siempre terminaba sus peleas. Y quizás esa fue la notoriedad que adquirió como boxeador. Toda noticia corre: En Mao hay un boxeador que nadie lo ha "noqueado". Y muchos leones del box querían probar eso. Pero, ¡ay! si hubiese tenido técnicas de ataques. Siempre le buscaban destacados y talentosos boxeadores de la región para enfrentarlo. Era una verdadera muralla que recibía todas clases de embestidas y nadie pudo derrumbarlo.
Una vez escuché de su propia boca hacer la historia de la vez que lo llevaron a Santiago a enfrentar al campeón nacional, un apellido Penson, de la Vega, en una pelea que era la estelar de esa cartelera. Mechita llegó a Santiago sin otra gloria que no fuera la de que nunca había sido "noqueado", a un estadio Cibao abarrotado de público.
Dentro de su cuerpo técnico estaba Manuel Rodríguez, el que era profesor de educación física en la escuela primaria, Toñito Ventura y otro más.
Mechita que nunca había sido tocado por el miedo nos contaba en su característica forma de hablar, a media lengua: "selá ei público que me implesiona, poique me siento un flío poi dentlo".
La pelea estaba a punto de iniciarse. Llega la hora y van lentamente hacia el cuadrilátero. Suben y Mechita no aparta los ojos de su contrincante.
Suena la campana y empieza el primer round que fue de estudios y unos que otros golpes tímidos.
El segundo y tercer round pasaron sin mayores consecuencias.
La tragedia vino en el cuarto round. Cuando Mechita terminó el tercer round se fue a su esquina y se sentó en el banquito. Siempre, el cuerpo técnico tenía dos botellas: Una de agua y otra con amoníaco, por si surge algún mareo. Esta vez se equivocaron y le iban a dar un trago de agua con la botella que contenía el amoníaco. No llegó a tocar los labios del pobre Mechita cuando éste se derrumbó del banco. Nos dijo: “Oye yo sentí que to´a el agua dei canái mayói se me metió poi la nariz". "Pelo yo soy un homble guapo, así medio tonto me palé y cojí pai ling, alli yo veía que el estadio se me venía encima y voivia pa´ tla y cuando me di cuenta ese homble me dio un golpe en la quijá que yo sentí un calamble y me ablacé de éi y no lo soité ma ata que sonó la campana”.
Nos contó que le explicaron al referí lo sucedido en el banquillo con la confusión del agua y el amoniaco. El árbitro comprendió y paró la pelea. Y declaró la pelea como un nockout técnico a favor de Penson. Mechita que se mantenía en pie, no estaba de acuerdo con la decisión defendiendo la única gloria que había conseguido sobre el ring. Nadie lo había "noqueado". Y por eso al otro día del combate, salió de su casa a defender junto a sus amigos la mala decisión del árbitro y la mala práctica con que se manejaron sus técnicos. Según dijo, lo habían matado, lo traicionaron y dijo que eso siempre le sucedia en los combates, cargar "pesao".
Por Ley Simé
José Espinal (Alias Joseíto), Kid Mechita en el boxeo, porque era una metralla, era un joven de tez negra, creo era hermano de Mariachi, con pelo oscuro. Se hacía una línea desde la frente hasta la parte atrás del cráneo, lado izquierdo, para simular un "partido" donde los escasos cabellos, los peinaba para ambos lados. No solo era boxeador como lo conocían en esa época de los sesenta. Tenía tres facetas:
EL PANADERO: Este señor de cuerpo robusto y estatura baja adquirió un enorme poderío manipulando el "cilindro" que era usado en las panaderías para amasar la harina que se usa para fabricar pan. Eran dos enormes rolos de madera bien pulida colocados paralelamente y cada rolo terminaba en una especie de manigueta con una separación que se graduaba desde cuatro a cinco pulgadas hasta cero. Se colocaban dos hombres a cada lado y un tercero era el que entraba la masa de harina. El constante uso de esta máquina hacía desarrollar los brazos y la caja del tórax hasta convertir a estos muchachos en verdaderos Charles Atlas.
EL CICLISTA: Era un ciclista acrobático. Tenía una vieja bicicleta de carrera. Normalmente salía de la calle Constitución, de la panadería de Negro Minier, y doblaba por la calle Duarte en dirección al parque. Ya en la Duarte, tomaba velocidad, como si lo persiguieran los perros del infierno. Hacía zigzaguear la rueda delantera en franco desafío a la ley del equilibrio. Cuando ya venía acercándose al parque, ya todas las gentes estaban en la acera para ver el espectáculo que hacía al doblar la Duarte con Hermanas Mirabal, donde recostaba la bicicleta de tal forma que los aros casi tocaban el pavimento. Enderezaba y se perdía por la 27 de Febrero. Esto lo hacía Mechita muy corrientemente. Un día cualquiera, cuando alguien notaba que Mechita venía, nos ponía sobre aviso y todos observábamos el espectáculo.
Tiempos después, recuerdo que a la calle Duarte la habían repavimentado. Le echaron una capa de RC2 y ésta era tapada con arena fina para que se mezclara con el petróleo y se compactara. La mezcla no era total, siempre quedaban residuos de arena. Unos días después, anuncian que Mechita venía y como siempre la conglomeración de la gente no se hizo esperar. Llega a la esquina y dobla exitosamente y desaparece por la 27. Minutos más tarde aparece Mechita por Las Hermanas Mirabal y se acerca a la calle Duarte, que esta vez debía girar a la izquierda, recostó su bicicleta y cuando todo parecía que era un éxito, las ruedas encontraron la traicionera arena y se deslizaron, yendo la bicicleta a parar a la verja de hierro de la puerta del cine Elda y Mechita siguió sobado por el pavimento. Todos corrieron en auxilio y cuando lo levantaron tenía los glúteos al aire libre, porque la tela que los cubrían se quemó en el pavimento. Algunas laceraciones resultaron, a las que no dio importancia. Cogió su bici y se fue caminando. Cuando volvimos al parque, allí estaba Sergio García que había visto todo y dijo: Ese "esclibió" CocaCola con las nalgas.
EL BOXEADOR: Era inmensa la fortaleza de la musculatura de Mechita, adquirida con el constante uso del "cilindro" y los pedales de la bicicleta. Tórax, brazos y piernas. Tres bases fundamentales para un boxeador. Mechita era tan fuerte, que tenía músculos en la cara.
Quizás esta fue la razón por la que nunca lo "noquearon"; siempre terminaba sus peleas. Y quizás esa fue la notoriedad que adquirió como boxeador. Toda noticia corre: En Mao hay un boxeador que nadie lo ha "noqueado". Y muchos leones del box querían probar eso. Pero, ¡ay! si hubiese tenido técnicas de ataques. Siempre le buscaban destacados y talentosos boxeadores de la región para enfrentarlo. Era una verdadera muralla que recibía todas clases de embestidas y nadie pudo derrumbarlo.
Una vez escuché de su propia boca hacer la historia de la vez que lo llevaron a Santiago a enfrentar al campeón nacional, un apellido Penson, de la Vega, en una pelea que era la estelar de esa cartelera. Mechita llegó a Santiago sin otra gloria que no fuera la de que nunca había sido "noqueado", a un estadio Cibao abarrotado de público.
Dentro de su cuerpo técnico estaba Manuel Rodríguez, el que era profesor de educación física en la escuela primaria, Toñito Ventura y otro más.
Mechita que nunca había sido tocado por el miedo nos contaba en su característica forma de hablar, a media lengua: "selá ei público que me implesiona, poique me siento un flío poi dentlo".
La pelea estaba a punto de iniciarse. Llega la hora y van lentamente hacia el cuadrilátero. Suben y Mechita no aparta los ojos de su contrincante.
Suena la campana y empieza el primer round que fue de estudios y unos que otros golpes tímidos.
El segundo y tercer round pasaron sin mayores consecuencias.
La tragedia vino en el cuarto round. Cuando Mechita terminó el tercer round se fue a su esquina y se sentó en el banquito. Siempre, el cuerpo técnico tenía dos botellas: Una de agua y otra con amoníaco, por si surge algún mareo. Esta vez se equivocaron y le iban a dar un trago de agua con la botella que contenía el amoníaco. No llegó a tocar los labios del pobre Mechita cuando éste se derrumbó del banco. Nos dijo: “Oye yo sentí que to´a el agua dei canái mayói se me metió poi la nariz". "Pelo yo soy un homble guapo, así medio tonto me palé y cojí pai ling, alli yo veía que el estadio se me venía encima y voivia pa´ tla y cuando me di cuenta ese homble me dio un golpe en la quijá que yo sentí un calamble y me ablacé de éi y no lo soité ma ata que sonó la campana”.
Nos contó que le explicaron al referí lo sucedido en el banquillo con la confusión del agua y el amoniaco. El árbitro comprendió y paró la pelea. Y declaró la pelea como un nockout técnico a favor de Penson. Mechita que se mantenía en pie, no estaba de acuerdo con la decisión defendiendo la única gloria que había conseguido sobre el ring. Nadie lo había "noqueado". Y por eso al otro día del combate, salió de su casa a defender junto a sus amigos la mala decisión del árbitro y la mala práctica con que se manejaron sus técnicos. Según dijo, lo habían matado, lo traicionaron y dijo que eso siempre le sucedia en los combates, cargar "pesao".