Fue rescatado durante tiroteo. Dirige discurso desde Palacio
Quito. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, se dirigió anoche a miles de sus partidarios en la Plaza de la Independencia de Quito tras ser liberado del hospital donde estaba recluido mediante un operativo llevado a cabo por militares en un enfrentamiento con policías sublevados.
Correa saludó a sus simpatizantes que lo esperaban en la Plaza de la Independencia, frente a la sede del Ejecutivo, y aseguró que se trató de un día "de profunda tristeza".
"Es un día de profunda tristeza que jamás creí que iba a llegar en mi Gobierno que solo busca el buen vivir", señaló.
Agradeció a los ciudadanos que fueron a "rescatarle" al hospital y que, según dijo, fueron recibidos con "gas pimienta, gas lacrimógeno y con pedradas", supuestamente por policías sublevados.
Correa comentó que entre los sublevados había policías uniformados de tropa, pero también vestidos de paisano y agregó que también debieron haber estado opositores de partidos políticos.
"Muchas gracias a esos héroes que me acompañaron en esta jornada", dijo al mencionar entre ellos a sus guardias personales, ministros y asambleístas que lo acompañaron en el cuarto del hospital, "dispuestos a dar la vida" por su presidente.
El gobernante aclaró que "jamás cedieron" ni aceptaron "negociar nada bajo presión" y señaló que no habrá impunidad.
También expresó su agradecimiento a los presidentes que lo llamaron a solidarizarse. Indicó que en el Regimiento Quito, adonde acudió para dirigirse a los policías sublevados, sintió "como una puñalada en la espalda" al ver la situación pues, en su criterio, ningún Gobierno ha atendido tanto a la institución policial.
El operativo
Militares lanzaron un operativo armado para rescatar al presidente Correa del hospital policial rodeado por policías sublevados en que se encontraba tras haber sufrido una agresión en la mañana.
Tras casi 35 minutos de intercambio de disparos que dejó por lo menos cinco heridos, los militares evacuaron a Correa en una camioneta que partió a toda velocidad.
Después del operativo, Correa llegó al Palacio de Carondelet, de donde dirigió un discurso a una multitud de seguidores que se mantuvieron horas concentrados en el lugar y lo vitorearon cuando apareció en el balcón que da a la plaza.
La crisis ecuatoriana comenzó por una protesta de los policías por una ley que consideraban perjudicaba sus condiciones laborales.
Correa aseguró que se sentía secuestrado dentro del hospital por los policías y que la protesta le parecía un intento de golpe de estado.